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La bonificación de los cursos a través de la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE) es un proceso diseñado para permitir que las empresas recuperen parte o la totalidad de los costes asociados a la formación de sus empleados. Este sistema se enmarca en las políticas activas de empleo del gobierno español y tiene como objetivo fomentar la formación continua en las empresas, asegurando que los trabajadores mantengan sus competencias actualizadas y adaptadas a las necesidades del mercado laboral.
El Crédito Formativo y Su Cálculo
El proceso de bonificación comienza con la asignación de un crédito formativo anual a cada empresa. Este crédito se calcula en función de las cotizaciones realizadas por la empresa a la Seguridad Social en concepto de formación profesional durante el año anterior.
El monto del crédito asignado varía dependiendo del tamaño de la empresa. Las empresas más grandes, con más empleados y mayores cotizaciones, tienen un crédito formativo proporcionalmente mayor. Sin embargo, para incentivar la formación en las pequeñas y medianas empresas (pymes), estas suelen tener acceso a porcentajes de bonificación más altos en relación con su masa salarial, y en algunos casos, si no utilizan su crédito en un año, pueden acumularlo durante los dos años siguientes.
Identificación de Necesidades Formativas y Planificación
Una vez conocido el crédito formativo disponible, la empresa debe identificar las necesidades formativas de sus empleados. Este paso es crucial, ya que la formación debe estar alineada con los objetivos estratégicos de la empresa y responder a las necesidades reales de los trabajadores. La identificación de estas necesidades puede implicar una evaluación interna de competencias, consultas con los responsables de departamento, y análisis de las tendencias del mercado y de las carencias formativas del personal.
Ejecución de la Formación y Justificación
Durante la ejecución de la formación, es esencial llevar un registro detallado de la asistencia de los empleados, la participación y la evaluación de los resultados obtenidos.
La empresa debe conservar toda la documentación relacionada con la formación, como las listas de asistencia, las facturas emitidas por los proveedores de formación, los certificados de los cursos, y cualquier otro documento que acredite la realización y la calidad de la formación impartida. Esta documentación es fundamental, ya que FUNDAE puede realizar auditorías para verificar que las bonificaciones se han aplicado correctamente y que los fondos públicos destinados a la formación se han utilizado de manera adecuada.
Aplicación de la Bonificación
Después de que la formación ha sido completada, la empresa puede aplicar la bonificación correspondiente en sus cotizaciones a la Seguridad Social. Esto se hace a través del sistema de liquidación directa, que es el proceso por el cual las empresas declaran y liquidan sus cotizaciones sociales. Para aplicar la bonificación, la empresa deduce el importe correspondiente a la formación bonificada del total que debe pagar a la Seguridad Social en el mes en que se aplique la bonificación.
Es importante tener en cuenta que la bonificación solo puede aplicarse dentro del mismo ejercicio fiscal en que se ha realizado la formación. Esto significa que la empresa debe estar atenta a los plazos y asegurarse de aplicar las bonificaciones antes de que finalice el año. Si no se aplica la bonificación dentro de este período, la empresa pierde el derecho a recuperar esos fondos, lo que subraya la importancia de una gestión cuidadosa y oportuna del proceso.
Además, es fundamental que la empresa respete los límites de bonificación establecidos por FUNDAE. Estos límites se refieren tanto al crédito total disponible como a la cantidad que puede bonificarse por empleado o por acción formativa. Si una empresa intenta bonificar más de lo permitido, corre el riesgo de sanciones o de que se le deniegue la bonificación.
Evaluación y Seguimiento del Impacto
La evaluación del impacto de la formación es un componente esencial del proceso de bonificación. Una vez que los cursos han sido completados y se ha aplicado la bonificación, la empresa debe evaluar si la formación ha cumplido con los objetivos establecidos y si ha tenido un impacto positivo en el desempeño de los empleados y en los resultados de la empresa. Esta evaluación puede incluir encuestas de satisfacción, análisis de mejoras en el desempeño y comparación de los resultados obtenidos con los objetivos iniciales.
El seguimiento del impacto también es importante desde la perspectiva de la gestión de recursos humanos, ya que permite a la empresa ajustar sus futuras estrategias de formación en función de los resultados obtenidos. Esto garantiza que las bonificaciones se utilicen de manera estratégica y que la formación financiada aporte un valor real a la organización.